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Displasia de cadera Perros
La displasia de cadera es el desarrollo anormal de la articulación de la cadera que se caracteriza por la luxación de la cabeza del fémur. Es una patología hereditaria pero no congénita, es decir, al nacer el cachorro tiene la cadera normal.
La articulación de la cadera se compone en la parte ósea del acetábulo (estructura en forma de copa situada en la pelvis, donde articula el fémur) y de la cabeza femoral (parte del fémur que articula con la pelvis), ambas estructuras se encuentran tapizadas de cartílago articular.
Los medios mediante los cuales estas dos partes oseas se mantienen unidas son una cápsula articular, un ligamento articular y la musculatura propia de la zona.
En una cadera normal la cabeza femoral encaja perfectamente en el acetábulo, sin embargo, en la displasia de cadera, debido a que la cabeza femoral se encuentra fuera del acetábulo, este se encuentra deformado y aplanado.
La displasia de cadera consiste en un desequilibrio del desarrollo del sistema musculo esquelético. Este desequilibrio es debido al retraso en el desarrollo de los músculos y al rápido crecimiento del esqueleto, en este caso el fémur.
Todo esto hace que la cabeza del fémur se sitúe fuera de su lugar de unión a la pelvis, produciendo de esta forma la inestabilidad de la articulación y dando lugar a una enfermedad articular degenerativa.
Los factores que favorecen la aparición de la displasia de cadera son:
El tamaño, apareciendo con mayor frecuencia en las razas grandes y rara vez aparece en gatos.
La raza, siendo las más afectadas Golden, Labrador, Cocker, San Bernardo, Pastor Aleman, Mastin y la mayoría de los molosos.
La edad, se suele presentar en los seis primeros meses del desarrollo.
La nutrición puede afectar a la velocidad de crecimiento, un rápido aumento de peso puede dar lugar a una displasia de cadera en cachorros cuyos padres presentan caderas normales. En cambio, una restricción en la dieta no impide el desarrollo de displasia en cachorros con padres que presentan displasia de cadera.
En la Real Sociedad Canina de España (RSCE) clasifican la displasia de cadera en distintos grados:
Grado A: Ausencia de displasia de cadera.
Grado B: Fase de transición.
Grado C: Leves signos de displasia de cadera o displasia leve.
Grado D: Moderados signos de displasia de cadera o displasia moderada.
Grado E: Severos signos de displasia de cadera o displasia grave.
Presentación clínica displasia de cadera
Los síntomas no siempre se relacionan con lo observado en la radiografía, pudiendo variar de unos animales a otros.
En la displasia de cadera el paciente se resiste a moverse y cambia el modo de caminar, haciéndolo con movimientos tambaleantes y con paso anormal, vemos que el perro galopa o da “saltos en conejo”.
El paciente evidencia dolor al manipularle las extremidades posteriores y presenta una cojera en frío, que puede variar desde una leve cojera hasta la incapacidad de apoyar debido al dolor.
A pesar de que la cojera es el signo típico en esta patología, no es útil a la hora de realizar el diagnóstico ya que no todos los perros displásicos cojean.
La cojera que vemos en la displasia de cadera es una cojera de peso soportado, es decir, la cojera se da debido al peso que soporta la articulación. Por tanto, es recomendable que el animal pierda peso.
En los pacientes ya adultos encontramos además signos de artrosis, por lo que el animal presenta dolor de tipo reumatoide.
Diagnóstico displasia de cadera
Para diagnosticar la displasia de cadera nos basamos en la edad del animal, la raza, los síntomas que presenta, el tiempo que hace desde que se presentaron los primeros síntomas, el examen físico y el examen radiológico.
En el examen físico observamos al paciente en estación, caminando y trotando para comprobar la simetría en ambos miembros.
Reconocemos cada extremidad desde los dedos hasta la cadera viendo si existe dolor, atrofia muscular y perdida de movimientos articulares.
La principal prueba para diagnosticar la displasia de cadera es la radiografía.
Para hacerla el paciente debe estar anestesiado o con una sedación profunda, de esta forma evitamos que se altere el grado de luxación de la cadera.
En la evaluación radiográfica vemos la luxación y la incongruencia de la articulación de la cadera, junto con los cambios degenerativos.
Tratamiento displasia de cadera
El tratamiento variará en función del estadio y la gravedad de la enfermedad.
La displasia de cadera no tiene cura, pero se puede mejorar la calidad de vida del paciente. Lo que pretendemos con el tratamiento es aliviar el dolor, reducir la degeneración y restaurar la función de la articulación de la cadera.
Se puede dividir el tratamiento en conservador y quirúrgico.
Tratamiento conservador displasia de cadera
En perros jóvenes se puede controlar la osteoartrosis secundaria con una alimentación adecuada, fisioterapia, reposo, analgésicos y antiinflamatorios en caso de necesitarlos.
El éxito de este tratamiento depende en parte del propietario.
Es muy importante que el paciente reduzca su peso para que el peso que la articulación soporta sea menor. Se da una dieta rica en fibra y baja en calorías, con condroprotectores o rica en omega-3.
Es fundamental el reposo completo durante 10-14 días y rehabilitación para mantener el rango de movimientos, después el paciente podrá realizar ejercicio moderado. Se pueden usar camas blandas y evitar el frío para mitigar el dolor de la osteoartrosis.
Hacer un buen programa de fisioterapia después de la cirugía, en caso de que esta sea necesaria, reduce el tiempo de recuperación y ayuda a mejorar la masa muscular de la extremidad afectada.
En relación a la medicación usamos analgésicos, antiinflamatorios y condroprotectores.
Tratamiento quirúrgico displasia
La cirugía está indicada cuando el tratamiento conservador no es efectivo, cuando el paciente es de alto rendimiento atlético o en cachorros cuando se desea retrasar la progresión de la enfermedad articular degenerativa.
Con este tratamiento no se restaura la función normal de la cadera, pero se evita el dolor y facilitará que el paciente tenga una buena calidad de vida.
En la clínica veterinaria María J.Cabeza trabajamos con los mejores especialistas en traumatología veterinaria, la parte de la medicina dedicada al estudio de las lesiones y patologías del aparato locomotor.
Nuestra labor se extiende mucha más allá del campo estricto de la lesión traumática, englobando los aspectos preventivos, terapéuticos y de rehabilitación, tanto de animales jóvenes como los de edad más avanzada.
Nuestro objetivo es conservar y restaurar las funciones normales del sistema esquelético, así como las estructuras asociadas al mismo, para que su mascota tenga la mejor calidad de vida.
Dra. Maria J Cabeza
Directora de la Clinica Veterinaria en León Maria J. Cabeza.
Veterinaria Colegiada:1397