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Frio y artrosis en mascotas

La artrosis es una enfermedad crónica de las articulaciones, pudiendo afectar a cualquiera de ellas. Consiste en la destrucción progresiva del cartílago de las articulaciones, derivando en una deformidad ósea irreversible. Esta degeneración del cartílago deja los huesos desprotegidos, causando dolor y disminuyendo la movilidad de la articulación afectada.

Los factores que favorecen la aparición de esta dolencia son la edad (se da habitualmente en animales ya mayores), el sobrepeso (hace que las articulaciones soporten un mayor peso), el ejercicio excesivo y la raza (es más común en razas grandes como Pastor Alemán, Mastín o San Bernardo).

Síntomas

Se debe sospechar de artrosis cuando vemos que al animal cada vez le cuesta más subir las escaleras, levantarse o sentarse y rechaza moverse. También es habitual que cambie su comportamiento, volviéndose más agresivo cuando se le manipula la extremidad afectada.

Cuando el paciente cojea, lo hace debido al dolor. Los propietarios suelen llevarlo a consulta cuando observan cojera, sin embargo, el animal puede llevar tiempo con artrosis, son capaces de amoldarse y aprenden a compensar la extremidad afectada. Esto hace que sea muy difícil diagnosticar la artrosis en sus fases iniciales.

El hecho de que evite apoyar el miembro con artrosis puede dar lugar a la perdida de musculatura, se ven los músculos más adelgazados respecto a la extremidad contraria.

Diagnóstico

Cuando se sospecha de artrosis se debe preguntar si el paciente ha modificado su comportamiento, si está más agresivo al tocarle las extremidades, si rechaza moverse o juega menos que antes, si evita dar paseos, si pasa más de lo habitual tumbado, si le cuesta levantarse o presenta alguna dificultad para andar, correr o subir escaleras…

Para el diagnóstico se realiza un examen de las articulaciones para comprobar la existencia de inflamación, dolor y la perdida de musculatura en la zona. Otra forma de ver la artrosis es mediante radiografías y, con menos frecuencia, resonancia magnética y citología del líquido sinovial.

La artroscopia se puede usar para diagnosticar esta patología o, también, de forma terapéutica.

Tratamiento

El tratamiento tiene como objetivo reducir el dolor, la inflamación y disminuir la progresión de la artrosis. También se intenta recuperar la función articular.

Por tanto, para evitar que aumente el daño, lo primero que debemos controlar es el peso de nuestro paciente para evitar la sobrecarga de las articulaciones. Los propietarios deben entender que el animal necesita realizar un ejercicio regular y moderado para no perder masa muscular; y que a veces como refuerzo sería conveniente una fisioterapia de forma regular y pautada por un veterinario especialista a lo largo de su vida.

Además, se deben administrar analgésicos y antiinflamatorios para disminuir el dolor y la inflamación cuando sean necesarios. Elegiremos AINES cox-2, que son antiinflamatorios no esteroideos de nueva generación con muchos menos efectos secundarios y una acción más directa en las zonas de dolor.

También se recomienda dar condroprotectores para regenerar y evitar que se destruya más el cartílago. El condroprotector mantiene al cartílago articular y fortalece los ligamentos y tendones, haciendo que disminuya el dolor. Estos son nutraceuticos naturales sin efectos secundarios que aseguran una buena prevención que evitará darles tantos antiinflamatorios en el futuro.

Como medidas complementarias los protectores son recomendables en casos de artrosis localizadas en los codos, cadera, rodillas, carpos y tarsos. Estos soportes les darán una mayor estabilidad y mantendrán la articulación caliente, mejorando las condiciones de oxigenación y circulación de la zona afectada, reduciendo el dolor y la inflamación.

Dormir en camas térmicas o colchones térmicos aislados de la humedad y calientes, van a optimizar el tiempo de descanso y las condiciones de reposo de sus articulaciones, mejorando considerablemente la calidad de vida de nuestra mascota.

Debemos evitar la exposición al frío y a cambios bruscos de temperatura, siendo de gran ayuda las mantas terapéuticas y los abrigos térmicos impermeables para protegerlos del frío y de la humedad cuando salgamos a la calle.

En otoño e invierno es cuando más sufren los perros con artrosis, y es en estas épocas del año cuando más medidas debemos tomar para aliviarles el dolor. Cuando llega el frio y más en climas húmedos los síntomas empeoran.

Desde la clínica veterinaria María J.Cabeza os recordamos que prevenir es curar. No olvides preparar a tu mascota para este otoño con una buena condroprotección, ven a visitarnos y pregúntanos, estaremos encantados de atenderte.

Dra. Maria J Cabeza

Dra. Maria J Cabeza

Directora de la Clinica Veterinaria en León Maria J. Cabeza.
Veterinaria Colegiada:1397

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